Ni siquiera recuerdo cuándo desapareció de casa.
El primer libro que leí y, sobre todo, releí a conciencia durante mi infancia pareció indignarse cuando lo dejé a un lado para abrir mi mente a más letras, historias y autores. Quizá resentido, quizá indignado, quizá triste, se fue de mis estanterías. Huyó.
No las tengo todas conmigo, pero creo que gracias a salvalibros.es lo podré recuperar. No será el mío: el que tanto sobé, con las hojas amarillentas y las uniones destrozadas. Pero volver a leer esa historia… será, simplemente, mágico.