La caja de zapatos

Cosas que me flipan, gente que admiro y mierdas que escribo.

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Carpetas vacías

– ¡Tati! ¿Ya has visto este vídeo?

Voy a la habitación y me encuentro a mi padre viendo un fragmento de ‘Charlot boxeador’ en Youtube.

Hace unos meses describí el primer contacto de mis padres con un ordenador. Pues bien, he acertado un 50% mis predicciones; ella le está poniendo más empeño que el esperado y él… también, aunque su experiencia de usuario dista un poco de lo que imaginaba.

Se supone que hicieron el curso para aprender a manejar el ordenador, pero una fuerza suprema los ha alejado de ese propósito: Internet. Y es que han descubierto que las carpetas, los textos y diferentes funcionalidades del pc offline no son tan divertidas como Youtube o jugar al Puzzle Bobble.

Cabe decir que mi padre maneja a la perfección el concepto Google, que pasa horas y horas viendo documentales en Youtube, que se ahorra el euro y pico diario del periódico y que cae en la trampa de los banners. Pero se ha estancado.

Por otra parte, mi madre ha preferido centrar todo su empeño en una cosa: el correo electrónico. Poco a poco, y con una chuleta bien a mano del tipo Mozilla-clic-poner Google en la barra de arriba-enter-clic en primer resultado-etc. va dando sus primeros pasos respondiendo a mails, reenviando powerpoints y mandando a la papelera todo lo que lee.

-Ama, que la bandeja de entrada es como un buzón gigante, no hace falta que borres todo lo que lees. Si te gusta algún correo o lo quieres conservar por lo que sea, porque te mandan fotos bonitas o cualquier cosa, lo puedes dejar ahí, que no vas a llenar el buzón. Es como un cajón igual de grande que esta casa para guardar cartas.

-Ah, de acuerdo. Pensé que había que hacerlo así.

E, inevitablemente, me sale una sonrisa.

Parece una tontería, pero estoy sintiendo en mis propias carnes la sensación de libertad de movimiento en la red que están viviendo mis padres en estos momentos.

Hace escasos minutos, sin venir a cuento, me han preguntado por la música que sonaba en mi cuarto a la tarde.

Les he contado qué es Spotify.

-Bueno…- ha dicho mi madre algo agobiada por la novedad- tú mañana me lo explicas delante del ordenador con las hojas para poder apuntar y a ver qué tal.

Y ahí estaba, de nuevo, la sonrisa.