La caja de zapatos

Cosas que me flipan, gente que admiro y mierdas que escribo.

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Autor: lacajadezapatos (página 2 de 6)

Sano santo

Desde hace siete meses cada vez que escucho o leo la palabra salud, healthy o similares me doy un morreo a mi misma y me sale una sonrisilla pensando que he dejado de fumar. ¿Que el día de mañana puedo volver? Puede ser, pero antes de encender ese cigarro debería recordar que:

  1. Es muy guay no depender del tabaco. De tener papel, mechero, tabaco, de agobiarte pensando que ese viaje en avión serán cuatro horas y que a ver cuándo vas a poder fumar… ahora mismo ese día a día que pasé de los 18 a los 30 me parece una tortura.
  2. Hueles que te cagas siempre a perfume, champú, gel… Y tu ropa a jabón. Y tu casa a limpio.
  3. No tengo ni idea del aspecto económico, pero en algo me habré dejado esos dineros (porque ahorrar no he ahorrado, ya os lo digo yo), y sea en lo que sea, seguro que ha sido un vicio sano.
  4. No conozco a ningún fumador que no quiera dejar de fumar. Si lo has conseguido no seas gilipollas, tira ese cigarro y bebe una copa de vino disfrutando de cada sorbo.

Bola extra: ¿Os habéis dado cuenta que a partir de 1970 no hay ni una foto de ningún famoso con un cigarro que resulte glamurosa?. Pensad lo jodido que lo tenéis para que vuestra selfie-malosa-conpitienboca lo resulte. 

 

Resoluciones

La lista de propósitos es el charco en el que vemos reflejado el yo que nos gustaría ser en el futuro.

Vamos a dejar de mirarnos tanto y empecemos a mancharnos los pies con el fango del fondo del charco, ¿va?.

Comienzo

Estaba harto de que todo el mundo le dijera que todo final supone el comienzo de algo nuevo. Sabía que se lo soltaban a diestro y siniestro porque él había sido el rechazado, la víctima, el daño colateral de la situación. También se lo decían porque en este momento de su vida se sentía un fracasado, sin ningún anhelo por seguir viviendo más allá de la eterna promesa del “el tiempo todo lo cura” y, oh, claro: “todo final supone el comienzo de algo nuevo”.

A tomar por culo. ¿Qué mejor día para quitarse la vida que un 1 de enero? Esa jornada en la que, resacosas y empapuzadas, las mentes débiles anotan en un cuaderno impoluto sus objetivos que, por muy triste que suene, se centran en conseguir ser mejores personas, más delgadas, más sanas, más solidarias, más deportistas, más comprometidas, más… hipócritas.

Ya valía. Ya era suficiente. Quería terminar la historia de su vida a su manera, en el momento y lugar más apetecible, que ese 1 de enero de 1974 resultó su salón, en la intimidad del hogar de un –desde hacía siete meses– divorciado.

En su nota de despedida, la reivindicación “todo final supone el comienzo de algo nuevo, así que no quiero reprimendas”.

 

 

Reto #AlmanaqueTextual

He decidido aprovechar el calendario 365 Photo Project Calendar de PhotoBlog en el que te retan a realizar una fotografía diaria relacionada con la temática que proponen para trasladarlo a la disciplina escrita y forzarme a teclear algo creativo a diario. Lo que sea. Objetivo: desengrasar un poco el cerebro, que ya va siendo hora.

A principios de cada mes subiré la lista de palabras (para tenerlas localizadas y a mano) e iré compartiendo aquí artículos bajo la etiqueta #Almanaquetextual a diario.

Desde ya, advierto: es un juego, lo quiero disfrutar y lo quiero llevar a cabo como si de un laboratorio se tratara, donde el único fin es disfrutar del proceso de creación, (no tirarme el moco, ser intensita o divertir a la audiencia).

Cabe decir que esto lo traslado a este espacio público porque, de verdad de la buena, creo que podría interesar a más gente. Sobra decir que estaré al tanto del hastag #almanaquetextual para gozarla con vuestros textos si os animáis a llevar a cabo este juego.

¡A por ello!

Horas extras

 

Cuando la vida hace horas extras es fácil tomarse libertades.

El abuelo que saltó por la ventana y se largó.

Jonas Jonasson

Estoy pensando

el gusto por el cloro

-¿Te has preguntado alguna vez por qué cosas estás dispuesta a morir o cuales no abandonarás nunca?

– …

– Dime.

– Estoy pensando.

 

El gusto por el cloro.

Bastien Vivès.

Michael Kiwanuka, o cómo hacer que no sobre ni un segundo en una canción de 10 minutos

Por lo que más queráis, regalaos 10 minutos a vosotros mismos para escuchar esta preciosidad. No hace falta que veáis el vídeo: subid el volumen, relajaros y dejad la mente en blanco un rato, que os lo merecéis.

Aló

 

Lo siento. Otra temporada sin escribir, sin compartir, sin esforzarme en actualizar este espacio. Pero, ¡ey!. He reído, he viajado, he leído (un montón, por cierto), he bailado, he compartido cara a cara, he aumentado mi familia de plantas y me he rodeado de gente que no hace más que enseñarme cosas y mostrarme afecto (cómo os quiero, hostia).
Que lo que me queda de vida sea esto todo el rato, por favor.

Matar el tiempo

Una vez más todo el problema consistía en matar el tiempo. A partir del instante en que aprendí a recordar, concluí por no aburrirme en absoluto. Me ponía a veces a pensar en mi cuarto, y, con la imaginación, salía de un rincón para volver detallando mentalmente todo lo que encontraba en el camino. Al principio lo hacía rápidamente. Pero cada vez que volvía a empezar era un poco más largo. Había leído que en la cárcel se concluía por perder la noción del tiempo. Pero no tenía mucho sentido para mí. No había comprendido hasta qué punto los días podían ser a la vez largos y cortos. Largos para vivirlos sin duda, pero tan distendidos que concluían por desbordar unos sobre los otros. Perdían el nombre. Las palabras ayer y mañana eran las únicas que conservaban un sentido para mí.

El extranjero

Albert Camus

Respira

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Siéntate. Mira al frente. Respira lentamente. Deja que el murmullo de la gente a tu alrededor te acompañe sin molestar. Todo da igual ahora, todo es relativo, pero… ¿podrías morir hoy y sentir orgullo de la herencia sentimental, de los recuerdos que dejarías en otros?

Será dormido

 Voy a quedarme dormido en tu cintura, y si me despierta el día presumido déjame quedarme un poco en las alturas.

El trinar de los pájaros

No podía ser un mundo tan malo, ¿no? No con pájaros que trinan y cantan. Quizá ese era el secreto: encontrar las pocas cosas que hacen que la vida sea una fracción mejor, y centrarse en ellas. El trinar de los pájaros. La piel del melocotón. Los cachorros que ladran como si fueran perros grandes. Nada magnífico, ciertamente nada que justifique todo lo demás, pero suficiente como para mantenerte en marcha.

Esperanza: una tragedia

Shalom Auslander

Mascaradas de Invierno (full video)

Hace un mes compartí el trailer de Mascaradas de Invierno, un pequeño filme que, según su propio autor, Juan Rayos, muestra este carnaval rural, los momentos previos, el ritual de transformación y los sonidos de los trajes hechos de naturaleza y distintos materiales del pueblo. Aquí la pieza entera. Respect.

Winter Masquerades from Juan Rayos on Vimeo.

Con el fin del invierno llega el momento de la purificación, de espantar a los malos espíritus y favorecer la fertilidad del campo y sus rebaños.Los hombres se disfrazan tomando elementos de la naturaleza y materiales de desecho que rodean su vida cotidiana. Pieles, sacos, telas, cuernos, paja, trapos, ramas, huesos, cuerdas, centeno… todo ello aderezado con distintas campanillas, cencerros o esquilas que resuenan por las calles alejando los males.

Un dibujo de Nora para Ana

Esta mañana el Topo (oficialmente Metro Donostialdea, meh) venía con gente pero no era asfixiante. Me he decantado por el único asiento desplegable que quedaba libre y al abrirlo me he encontrado un folio doblado en cuatro. Lo he cogido automáticamente, me he sentado y lo he abierto. Tomad tesoro:

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He alucinado. Los primeros segundos me he limitado a examinar el dibujo con una sonrisilla en la cara, pero al leer la cabecera el agobio me ha podido: 2014-2-22. 22 de febrero de 2014 (en euskera las fechas se escriben diferente). “¡¿Alguien ha guardado esto durante dos años?! ¡Esto es importante!”. Creo que el chico que iba junto a mi ha alucinado un poco cuando ha visto que, de manera muy rápida, he doblado de nuevo el papel que me acababa de encontrar y lo he guardado en una bolsa que llevaba, como si se tratara de un boleto de lotería premiado y no quisiera devolvérselo a su dueño.

Ya en casa, con la calma, he vuelto a abrir el dibujo. Me percato que las esquinas se han mojado, pero también de que hay un correo en la parte trasera. Uno de esos correos de nombreapellido@telefonica.net. “Es una persona mayor”, es lo primero que he pensado. Conozco a muy pocas personas menores de 60 años que tengan un @telefonica.net (sin acritud). Le he escrito.

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Y así están las cosas. El dibujo de Nora se está secando encima del escritorio y, cuando ya esté recuperado, lo guardaré en una carpeta, a salvo de la lluvia y los transportes públicos. Seré una peliculera, pero…  si una persona guarda este recuerdo durante dos años… no seré yo quien no queme todas las naves para que lo recupere.

P.D: Si creéis conocer a Nora o Ana no dudéis en contactar conmigo (dejadme un comentario aquí mismo).

P.D: ¿Os habéis catado de que la vaca está cagando? Grande Nora!!! 

 

Esquinas dobladas

—Te tengo que pasar el libro cuando me lo terminé. Te va a gustar.

—¡Guay!— dice entusiasmado. Aprovecha para tomar el ejemplar y ojear la sinopsis de la trasera. De repente frunce el ceño —. ¿Y todas estas esquinas dobladas?.

Se refiere a las esquinas inferiores del libro. Tengo la costumbre, desde hace varios años, de marcar de esa manera los párrafos, frases o apartados de los libros que me gustan. He comprobado que hay gente que, incluso, marca dichos fragmentos con lápiz o boli, pero, para qué mentir, no suelo disponer de ningún marcador del estilo cuando leo, simplemente estamos el libro y yo, y el hecho de escribir sobre las hojas de una novela me recuerda demasiado a la época estudiantil.

—Cosas mías.— Le resumo. Conociéndolo, lo descubrirá por sí mismo en cuanto llegue a la primera esquina doblada—. Cuando lo leas no las desmarques, por favor.

—Guay.

 

Esa sensación

fotograma Truman film

A la plage

Changer de peau, changer d’air
Plongé dans le paysage.

Juniore

Compartir es amar

Una vez leí en algún sitio algo tal que así:

No sé si es amor pero quiero enseñarle todos los sitios, libros, pelis, series y canciones que me gustan.

Y touché, ahí me dieron. Tuve que leerlo en letras ajenas para darme cuenta de cuál es mi modus operandi cuando amo a una persona, sean amigos, novietes, familia o conocidos. Compartir lo que te enamora es amar. Si comparto cosas con vosotros, sólo con vosotros (no me vale el muro de Facebook, no me vale este espacio), es que os quiero. Supongo que lo que persigo, más allá de que el receptor sepa cuáles son mis gustos, es que sienta, aunque sea, un 10% de lo que he vivido yo con “eso”.

Nunca me he cohibido de compartir cosas con nadie a quien aprecie hasta hace cuatro años, cuando se nos fue el aita y no quedó más remedio que aprender a asimilar que sus silencios se convertirían en uno demasiado largo, pesado y doloroso. Es muy jodido querer compartir cosas con personas que ya no están, pero… qué os voy a contar a vosotros de perder a gente por el camino.

Hace ocho meses dejé de compartir cosas con una persona por obligación y, a día de hoy, lo hago (con varias) por desilusión. No quiero colaborar al aumento de su felicidad, y mucho menos de su sabiduría. No cuando me demuestran que no son merecedores de ella. Ahora sé que es mi manera de decirles que no las amo, que no las admiro, que no quiero que aprendan. O lo que es peor: que me dan igual.

Supongo que es por eso que me enamoro de la gente que me cuenta sus hobbies, sus pasiones, sus gustos. De los que ven algo, caen en la cuenta de que te flipará y te lo descubren. Eso es amor. Al menos mi amor.

Aquí está

Y estaba esa mujer, Isaura, Isaura Madruga, la vecina del cántaro, a quien el otro día no respondió nada más que Está bien a la pregunta que ella murmuró con los ojos bajos, mientras contaba monedas, Y su padre, cuando lo que debería haber hecho  era tomarla de un brazo, subir con ella a la alfarería, entrar con ella a donde el padre trabajaba, decir, Aquí está, y después cerrar la puerta y dejarlos ahí dentro hasta que las palabras les sirviesen para algo, ya que los silencios, pobre de ellos, no son más que eso mismo, silencios, nadie ignora que, muchas veces, hasta los que parecen elocuentes, han dado origen, con las más serias y a veces fatales consecuencias, a erradas interpretaciones.

La caverna.

José Saramago. 

Uno de los libros que más me costó leer y uno de los libros con los que más he aprendido.

David Fincher y su don con el primer plano extremo

Captura de pantalla 2017-12-12 a las 14.08.17

Jacob T. Swinney se dedica a crear supercuts bastante interesantes (si te gusta Tarantino, es tu hombre) en su canal de Vimeo. El último que ha subido está dedicado al uso del primer plano extremo (¿no es que el que nos enseñaron como “primerísimo primer plano” en la universidad?) en las películas de David Fincher, a quien deberías conocer por dirigir, entre otras Seven, El Club de la Lucha o la gran paranoia que es El Curioso Caso de Benjamin Button.

Vía Fubiz

Mr. Robot

He terminado la primera temporada de Mr. Robot y… de verdad, deberíais descubrir esta locura de serie, con esta locura de trama y con esta locura de personajes.

Todo se centra en la historia de un hacker que quiere ser reclutado por un grupo de hackers que quieren petar el sistema atacando a la mayor multinacional tecnológica del mundo. Puede sonar friki, pero creedme: no lo es y va a hacer que os planteéis muuuuuuchas cosas.

The world is a dangerous place, Elliott, not because of those who do evil, but because of those who look on and do nothing.